El 2014 pinta para ser un año de grandes (y costosos) pleitos en tribunales. Bajo ese entorno, los bufetes de abogados ya se preparan para entrar en materia, por lo que algunos cobrarán hasta 500 dólares por hora.
Esta historia empieza con una mala noticia: el próximo año, los pleitos entre empresas, autoridades y empleados, se intensificarán. Todo, “por culpa” de la competencia, las nuevas relaciones laborales, el sistema impositivo; por las reformas que, se presume, pretenden aplicar un manotazo sobre la mesa y mejorar el estado de las cosas en el país.
Sin embargo, esta mala noticia no necesariamente lo es para todos. Hay un sector de profesionales que ya sonríen ante lo que se ha registrado en algunos sectores por ciertos ajustes, junto con otros que ya se frotan las manos ante lo que se aproxima. Ellos son los abogados.
Forbes México fue a su encuentro y reconocieron que las nuevas leyes favorecen su actividad. Para nadie es un secreto que los amparos frente a la reforma fiscal se multiplicarán, junto con las fuertes batallas entre los jugadores de ciertas industrias clave, las cuales requieren de mayor competencia y mejores servicios.
Bajo ese entorno, se intensificará el trabajo para los bufetes especializados en diferentes ramas del Derecho (Corporativo, Fiscal, Civil y Mercantil, Laboral, de Competencia Económica y Propiedad Industrial, entre otros). ¿Acaso los abogados se enriquecerán gracias a la desgracia de otros? Bajo el cristal de la parte interesada (los abogados), todo depende del como se mire, ya que lo que debe tomarse en cuenta es la calidad del servicio, más allá del precio que tengas que pagar por éste, sobre todo cuando está en juego tu patrimonio, tus ingresos, tu futuro… tu pellejo.
De acuerdo con esta investigación periodística, que implicó consultar a más de 45 despachos del país, los mejores abogados llegan a cobrar hasta 500 dólares por hora; desde su propia óptica, trabajar permanentemente con una empresa les permite proporcionar un servicio que se traducirá, al final del pleito, en ahorros para su cliente.
Conscientes de que la discreción forma parte de sus activos, no fue fácil convencer a muchos de ellos a que contestaran nuestras preguntas. Muchos, incluso, señalaron que se trataba de información confidencial, como el monto de su facturación anual, sus principales casos ganados o los nombres de sus clientes más destacados. Pero todos concluyeron: ahora, más que nunca, es pertinente que empresas e individuos tengan a alguien que les cuide la espalda.
1. Confianza, ante todo
Moisés Castro, socio de la firma Castro y Reyes Retana, especializada en Derecho Penal, afirma que contar con la asesoría de abogados expertos le ayuda a las empresas a la mejor toma de decisiones; en tanto que para Sergio Olivares, de Olivares & Cia., bufete especializado en Propiedad Industrial, no es recomendable que las empresas dispongan de un departamento legal interno, ya que por más grande y activo que sea, nunca podrá compararse con la experiencia de un despacho especializado por la diversidad de casos que maneja.
En un sitio dedicado al Derecho Corporativo, nos recibió Claus von Wobeser, de Von Wobeser y Sierra, quien explica que las ventajas de contratar un despacho son el vínculo de confianza que se establece y el conocimiento que desarrollan de su cliente.
Amable pero cuidadoso con sus palabras, dice que los abogados son para las empresas como los médicos de cabecera, y advierte que su bufete no acepta llevar cualquier caso, ya que sólo atiende los “muy importantes”, como la venta de la Cervecería Modelo que implicó una operación de 20,000 millones de dólares (mdd). Con una cartera de clientes que incluye a importantes compañías refresqueras, automotrices, de cosméticos y de hamburguesas, presume darse el lujo de rechazar casos extravagantes, como cobrar pagarés de 10 mdd.
Von Wobeser explica que en un litigio existen tres elementos para ganar: tener la razón, poseer el talento para presentar el asunto ante el juez en forma razonable y lograr que éste compre la historia. Pero, al final, recurre a un adagio popular que, aunque desgastado, sirve para fines de esta historia: “Más vale un mal arreglo que un buen pleito”.
2. Influyentismo, siempre
Saúl Santoyo, de Uhthoff, Gómez Vega & Uhthoff, de la rama de Propiedad Industrial, sostiene que es importante para las empresas contar con una firma de abogados seria y reconocida porque en un ambiente de negocios, como el que domina en México, existe un estricto marco regulatorio y prácticas que promueven la corrupción.
Roberto Arochi, de Arochi, Marroquín & Lindner, también experto en Propiedad Industrial, se cita textual: “En el terreno en el que nos movemos, donde predominan los casos de falsificación, piratería y litigios de propiedad intelectual, la mayoría del tiempo son madrazos”.
Los abogados Alberto Zínser y Julio Esponda nos reciben en una gran sala de juntas. Ellos se especializan en la rama del Derecho que quizá llama más la atención, porque sus casos suelen aparecer en los diarios: el Derecho Penal. Bajo su cristal, litigar es un mal negocio para el cliente porque su trabajo no se trata de ganar juicios, sino de arreglar problemas.
Después de reconocer que “los abogados tenemos mala reputación a nivel mundial”, hablamos de la “delgada línea” que hay entre respetar la ley e infringirla; para los tres, esa línea no es nada delgada, sino muy ancha, clarísima, porque saben bien lo que no deben hacer.
Sin embargo, consideran que un abogado no debe preguntarse si su cliente es culpable o no; lo que tiene que hacer, dice Zínser, es formarse una opinión de la causa que está defendiendo porque al final ganará la parte que tenga la versión más sólida. Y es aquí donde tocan el tema que siempre viene a la mente en un país donde el tráfico de influencias es pan de todos los días. “Los asuntos de alto perfil continuamente enfrentan presiones políticas”, señala Esponda. “Siempre, siempre, habrá un poderoso presionando”.
3. ¿Abogados millonarios?
Llegamos a la pregunta incómoda: ¿cuánto facturan? Rafael Sánchez Navarro, del Bufete Sánchez Navarro, informa que en promedio cobra 250 dólares la hora y tiene por clientes a empresas como Cinemex, Cartier, las cadenas hoteleras NH y Grupo Chartwell; así como Alaska Airlines y las principales filiales de la banca extranjera. En números redondos, dice que factura al año alrededor de 1 mdd.
Por su parte, Luis Díaz Mirón, del bufete Díaz Mirón y Asociados, que maneja una tarifa de 1,000 a 4,500 pesos la hora, dice que registra ingresos anuales por 40 millones de pesos (mdp).
Gabriel Pizá Avilés, de Pizá Abogados, que lleva los asuntos de Coca-Cola Export Corporation, las agencias de relaciones públicas Young & Rubicam, Ogilvy & Mather y Burson Masteller, entre muchas otras empresas, maneja una tarifa de 300 dólares la hora y factura entre 30 y 40 mdp al año.
Ningún otro despacho ofreció su facturación. Otra información que los bufetes suelen reservarse es la de sus principales casos ganados. No obstante, el penalista Alonso Aguilar Zínser, del Bufete Aguilar y Quevedo, accedió a mencionar algunos básicamente por el perfil público que tuvieron al estar involucrados personajes famosos de la política, el periodismo o por la naturaleza del conflicto. Entre éstos recuerda haber logrado las absoluciones de Paty Chapoy, acusada de violar la Ley Federal del Derecho de Autor en su programa Ventaneando; la de Raúl Salinas de Gortari, acusado de mandar asesinar a su ex cuñado y ex gobernador de Guerrero, José Francisco Ruiz Massieu; del último regente de la Ciudad de México y ex secretario de Turismo, Óscar Espinosa Villarreal, acusado de peculado por el Gobierno del Distrito Federal; del ex gobernador de Puebla, Mario Marín, señalado de violar las garantías de la periodista Lydia Cacho; y más recientemente del fotógrafo Sergio Dorantes Zurita, detenido por el homicidio de su esposa.
Alberto Saavedra, de Santamarina & Steta, especializado en Derecho Corporativo, tiene entre sus principales casos ganados el de Conproca en contra de Pemex, por un monto de 400 mdd; el de Central Anáhuac del Centro, que logró un laudo favorable para no pagarle 5 mdd a la Comisión Federal de Electricidad; el de Controladora Comercial Mexicana, que en su proceso de reestructura logró la anulación de embargos y reposición de todo el juicio iniciado por Scotia Bank; además de representar a Miguel Alemán, quien fue demandado por la cadena de hoteles de lujo Mandarin Oriental, por 3 mdd.
Otro más es Luis Cervantes, de Cervantes Sainz Abogados, cuyo terreno es la Competencia Económica, y cuenta entre sus principales logros haber logrado que la Suprema Corte fallara a favor de TV Azteca en el conflicto por la concesión del Canal 40 de tv.
Un caso relevante también fue el concurso mercantil de Vitro, el asunto más litigado en la historia de las reestructuras financieras en México, según cuenta Alonso Rivera, del bufete Rivera Gaxiola, Carrasco y Barrera, dedicados al litigio Civil y Mercantil, en el que la firma logró la aprobación de su plan de reestructura por más de 4,000 mdd. Frente a todas estas historias, ¿de verdad son caros los abogados?
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