El fútbol es un juego que muchos (aunque no todos) hemos jugado, pero que sin duda casi todo el mundo ha escuchado nombrar. Así, me es suficiente y necesario decir que para México el fútbol es - para bien o para mal - "el pan nuestro de cada día", como dirían los mayores. A los mexicanos nos encanta el fútbol. Nos gusta hablarlo, jugarlo, cantinearlo, rumearlo. Y, quizá no llevemos a los encuentros futbolísticos o futboleros, a la cascarita o a la cancha, un jogo bonito como el brasileño, o bien, a una escuadra fuerte y alta como la alemana. Quizá no tengamos a un Messi o a un Cristiano Ronaldo. Quizá (realmente quizá), todo ello (y más) pueda ser tanto cuanto cierto como no. Pero, al igual que el resto de todos los países latinos, tenemos el fútbol de la calle, y el fútbol en la sangre, así como el clamor de la madre que nos empuja a vivir y a jugar al fútbol.
Nosotros no hacemos fútbol, nosotros jugamos al fútbol (precisamente); para nosotros el fútbol (juego de la vida) es como el aire que respiramos, como el agua que bebemos y como la tierra sobre la que andamos y habremos de pisar por toda la vida, y que algún día también (como el resto del mundo) dejaremos atrás; ya sea recorriendo un puente de cempasúchil hacia el más allá, mientras golpeamos una pelota de hule, o bien, acompañados al cielo por un ángel. Pero, importando todo ello o no, y no obstante el resultado en el "score", los mexicanos brillamos en el fútbol, porque a diferencia de las muchas escuadras del mundo entero, que se caracterizan por ser fugaces, solares e inclusive "astronómicas", nosotros los mexicanos quebramos la cadera y gabeteamos con el corazón.
México y el fútbol RRE
Escrito por Rodrigo Robledo Espinosa